viernes, 12 de julio de 2013

Troféu Internacional 24h BTT 2013: Junqueira (Rd. 2)

Tercera carrera de 24 horas en cinco fines de semana. Visto en perspectiva, totalmente absurdo pero, creo que me ha podido venir relativamente bien. La buena carrera que salió en Moralzarzal me ha dado ánimos para intentar dar más guerra aún en Junqueira.


Esta vez durante la semana previa a la carrera, conseguí dormir normalmente. Esto debería ser bueno, aunque no consigo descansar bien. Supongo que estoy pagando excesos.

Preparativos, viaje y llegada a Junqueira sobre las doce de la noche del viernes. La verdad es que es un palizón de viaje. Unas ocho horas, 180 euros de gasoil, algo más de 60 en peajes. ¡Madre mía! Cada carrera igual, porque las del Troféu están todas juntas.


Llegamos a la zona de acampada. Vemos que está un poco separada del circuito. Intento que nos dejen aparcar a pie de circuito. Yo no gano nada pero, evito un montón de viajes a mi mujer. Bastante tiene con estar pendiente de lo que me haga falta. El director de carrera, nos indica dónde podemos estacionar. El único problema es que no podremos salir hasta que no acabe la carrera. No es problema, espero irme de los últimos.

Mismos preparativos de siempre, absolutamente mecanizados y a parrilla. El circuito viendo el perfil, no parece excesivamente duro, dado que los desniveles no son grandes.





Salida tranquila, como siempre. Ritmo constante y razonablemente mantenible. Tiago Sousa (ganador en Barcelos) y Humberto Luís (tercero), van bastante más rápido. Yo voy a ritmo parecido al de Carlos Pinto (quinto, tras una larga pelea conmigo en Barcelos). Las primeras horas las hacemos como el gato y el ratón: me coge al pasar por meta, me escapo en la primera parte del circuito, me coge al final, me vuelvo a escapar… Horas así. Físicamente, desgaste brutal porque todas las vueltas, intentas escaparte un poco más en tu tramo bueno, para que no te coja en el suyo. Aunque el desgaste mental, es mayor aún. Es machacante, no llegamos a separarnos dos minutos en un montón de horas. Notas que no avanzas.
En la primera vuelta, al llegar al tramo paralelo al río, entro cerca de unas zarzas y me paso una por el brazo. Me empieza a escocer a lo bestia y me salen en segundos unas ampollas un poco feas. Parece ser que no eran zarzas, deben de ser ortigas o algo parecido. Paso una vuelta jorobado con el brazo. Me preocupa porque, suelo reaccionar bastante a este tipo de cosas (el año pasado me hice pruebas de alergia pensando que podía ser eso, por la forma de reaccionar). Poco a poco van bajando las ampollas pero, al ser la zona opuesta del codo y ser un punto de giro, tengo una pequeña rigidez durante unas horas. No pasa de una pequeña molestia pero, no me gusta que el cuerpo “luche” contra nada que no sea el esfuerzo propio de la carrera.

Para colmo, Tiago me ha doblado en una hora y media. Es un circuito muy corto (tardo unos 23 minutos por vuelta; él ha dado alguna en 16) pero, me desmoraliza un poco. Es demasiado pronto, aunque ande mil veces más que yo.

En Moralzarzal (y Barcelos) estaba sorprendido de lo rápido que iba, con poco esfuerzo (en términos relativos, claro) y aquí, por el gran esfuerzo que hacía, para ir tan despacio.

En parte, no iba tan despacio. El circuito engaña y tiene subidas duras (aunque no muy largas) y las zonas menos pendientes, no son de descanso (empedrado, terreno arenoso,…). Sumando una subida técnica de piedras y poco agarre, que me empeño en hacer en plato grande y hago a pie varias veces, tenemos un circuito bastante puñetero que no permite descanso y va haciendo mella cada vuelta que pasa.

Intento seguir la estrategia de comida de las dos carreras anteriores pero, tengo que acortar un poco los intervalos. Además, los geles que he tomado en las otras carreras se me han acabado (bien aprovechados; están caducados desde 2007) y los que tengo ahora no me van tan bien (debe ser porque están caducados desde 2006). Esto me obligará a hacer alguna parada más.

Parece una obsesión el tema de las paradas pero, es mi arma. La única forma de mantenerte cerca de gente que te saca entre dos y seis minutos por vuelta, es parando menos que ellos. Si voy más lento y paro lo mismo, mal puedo luchar con ellos.

Me dobla Humberto y no consigo despegar a Carlos. Voy tercero-cuarto, dependiendo del momento. Cae la noche.



Me abrigo, pongo luces, como, bebo y a seguir. No estoy muy inspirado en la parada y se me van casi ocho minutos. No es un desastre pero, hay que recuperarlos después.
Por la noche, golpe de efecto. Paro a comer algo y veo a Humberto sentado. Tiene muy mala cara. Me desdoblo y ya estoy en su vuelta. Como toda la carrera, a un par de minutos, viene Carlos. Creo que no nos hemos separado más de tres minutos en unas quince horas.

Dos vueltas más tarde, vuelve a parar Humberto y me dice que lo deja. Tiene peor cara que antes. Se despide del Troféu. Creo que la decisión es precipitada (visto desde fuera, claro). A poco que descanse, queda cuarto casi seguro, lo que le mantendría en la lucha por el podio de la general (todavía quedan tres carreras). Pero, bueno, es un tío con bastante experiencia y si dice que no va, es que no podrá.

Al rato, pincho la rueda delantera. Sella el X-Sauce y llego a meta. El líquido lleva ya tiempo y decido echar un poco más de líquido. Empiezo a desinflar y al quitar el obús, me doy cuenta que no se puede quitar (son las válvulas presta de las primeras Mavic, que no es desmontable; habría que destalonar y echar el líquido). No arriesgo a destalonar y echo aire, ¡qué sea lo que Dios quiera!

En total pierdo unos seis minutos con Carlos. Aunque parezca una tontería en una carrera tan larga, tal y como se está desarrollando, puede suponer bastante.

Y así ocurre. Tardo unas cuatro horas en recuperárselos y posiblemente, me haya supuesto un sobreesfuerzo o coger riesgos mayores, parando menos.

Amanece, quedan unas cinco horas. Hace tiempo que no veo a Carlos y pienso que la diferencia puede haber aumentado. Acelero un poco, con la intención (o ilusión) de doblar a Carlos. Pregunto diferencias a mi mujer y me dice que está a menos de tres minutos.

Es el cumpleaños de mi hija (y se ha quedado en Madrid, porque está, con su hermano, en los Campeonatos Escolares de Triatlón) e intento “dedicarle” un buen resultado. Trato de motivarme con esta idea. Aprieto, hasta que se me agota todo resquicio de fuerza. No puedo más. Me paro a las 21 horas. No puedo seguir, estoy muerto; impotente, veo pasar a Carlos, camino de cogerme una vuelta, lo que supondrá mi final. Pregunto por la distancia con el cuarto y es casi imposible que me coja, lo que me alivia un poco.

La sensaciones que tengo no pueden ser peores. No tengo fuerzas para levantarme de la silla y un dolor de lumbares bestial (posiblemente de arrastrar el plato grande en toda la carrera, excepto en la subida de piedras). Mi mujer intenta animarme pero, no hay nada que hacer. Me tumbo en el suelo, buscando algo de alivio al dolor de espalda. Me empiezan a venir todos los pensamientos negativos que me caben en la cabeza. Qué tipo de padre está a seiscientos kilómetros de su hija en su cumpleaños (y encima se baja de la bici, el muy flojo) y cosas por el estilo.


Tras una hora más o menos, empiezo a reaccionar. Ya veo claro que no me quitan el podio, no les va a dar tiempo. Mi mujer, como es normal, se ha preocupado un poco. Me ha visto mal bastantes veces pero, hacía tiempo que no me agarraba una tan grande.


Me ducho y empezamos a recoger. Entrega de premios un poco larga pero, muy familiar. La Organización ha trabajado mucho y se les nota muy cercanos y orgullosos de su labor.

Aunque la petada ha sido muy grande y desagradable, subir al podio (tanto en la carrera, como en la general), me deja un sabor un poco más dulce. He aprendido lo qué es sentir presión durante mucho tiempo y aunque al final he fallado, puedo hacer muy buenas lecturas de esta carrera, aunque en el momento no las viese.


Aunque el cansancio tardará en desaparecer, el dolor de espalda lo arrastraré toda la semana posterior, hago un balance positivo de estas tres carreras tan juntas. Por si no fuera suficientemente dura la especialidad que hago, meto muchas carreras y juntas. Ahora quedan tres semanas para la siguiente, en Lordelo, donde intentaré vengarme de Carlos.


Por cierto, mi currículo de ultramaratones empieza a ser decente: Junqueira es mi carrera número 20 de 24 horas, más otras dos de 12 horas, una de 150 km. y LA CARRERA (Oh meu Deus de 500 km. y 62 horas). Seguiremos agrandándolo. ¡Hasta Lordelo!

Fotos: CSJ

martes, 9 de julio de 2013

Doce24 2013

El punto malo de hacer dos campeonatos, es que, al no ser del mismo organizador, las fechas no están compaginadas y puede ocurrir que, sean en dos fines de semana consecutivos. Tras las 24 horas de Barcelos, una semana después tocaba la segunda prueba del PT Open XCR (de 12 horas). Muy juntas pero, forma parte del reto de hacer dos campeonatos de resistencia.

Pero, el “destino” me había reservado otro plan: se suspende la prueba del PT Open. Cambio de planes; en lugar de descansar esa semana, empiezo a entrenar (sin pasar de cuatro horas). Cualquier cerebro más o menos normal, hubiese mandado la orden de esperar a la siguiente carrera pero, el mío (si es que tengo) tiene bastante daño y se me ocurrió la brillante idea de “completar” la temporada.

Dos semanas después de Barcelos, se celebran en Moralzarzal (cerca de casa; menos de 100 kilómetros, nada, para lo que estoy acostumbrado), las Doce24. Nunca ha sido mi carrera favorita (por el sistema de desempate de vuelta rápida) pero, me apetece correr cerca de casa. El primer objetivo era hacer una recopilación de datos de pulso, velocidad, tiempo,… para intentar analizarlos después. Al final, no se pudo hacer y fue una carrera normal, sin otro objetivo que el puesto y la experiencia.

La semana va mal, como en todas las carreras últimamente. Trabajo de noche y con las prisas y la falta de anticipación, sólo consigo que me hagan el viernes y el sábado. Esto quiere decir que, del mediodía del jueves (cuando me levanto) a la noche del viernes, no voy a dormir. La mejor manera de ir a una carrera de 24 horas, en la que, tampoco piensas dormir. El domingo, al rato de acabar la carrera, trabajaré otra vez por la noche.


El viernes, según salgo del trabajo y “facturo” a los niños en el cole, preparo todo y a las cinco de la tarde, salgo hacia Moralzarzal. Prefiero dormir allí y no tener prisas el sábado. Me encuentro con una conocida de las carreras en Portugal, Sonia Lópes y veo que está inscrito Rodolfo Días. Hace dos semanas se ha proclamado Campeón de Europa M40 (y en 2012, Subcampeón de Europa Elite). Un avión de combate. El año pasado perdió esta carrera (tras sacar veinte minutos al segundo) por la vuelta rápida y este año, viene con la lección bien aprendida.

Por la mañana, empiezo con la dinámica de preparativos (luces, repuestos, alimentación, bebida,…). Me dirijo a la salida, un beso a mi mujer, a los niños y… ¡a la guerra!


El circuito me va gustando. Recuerdo que es el mismo que hace dos años (el del barro; creo que el año pasado lo cambiaron). Está bastante entretenido. Este año, ha habido una inscripción mucho menor que años anteriores, lo que, tiene su punto positivo en la ausencia de atascos y un menor tráfico. A la tercera vuelta, ya empezaba a hacer tramos en solitario, sin nadie que te achuche o te frene. A mí me gusta más así, no me gustan las multitudes.

Ruedo a ritmo constante, alto de pulso, alucinando con los valores máximos en la subida inicial. Voy relativamente cómodo, sin saber el puesto en el que voy pero, empiezo a intuir que no voy mal. Rodolfo no me dobla y eso es señal de que voy relativamente rápido (y que la vuelta es larga). Al final, me dobla a las ocho horas. Por la diferencia de nivel entre él y yo, es muy tarde. Se me hace raro y me entero que ya voy segundo, sacando algo de ventaja al tercero.

Coincido con el tercero y me dice que va muy cansado y que va a parar en breve a descansar. Le animo a que pelee el podio. Sé lo que cuesta llegar hasta el podio, me ha llevado años empezar a rondarlo.

Sigo una estrategia parecida a Barcelos, en cuanto a alimentación. Cada 3-4 horas paro a tomar un gel, beber bastante y comer algo (sándwich, donut,…), empleando en la operación, más o menos, un minuto. Salvo en un caso, que se me cayó el sándwich al suelo (y recogí, por supuesto; no voy a perder otro minuto la vuelta siguiente en comer), todo iba perfecto.


Llega la hora de poner las luces. Hago que coincida con una de las paradas de comer y además, me pongo de largo. No es un fin de semana caluroso y en cuanto va bajando el sol, la temperatura decae bastante. Empleo unos cinco minutos en todo.

Sé que Rodolfo es muy superior a mí, por lo que, mi objetivo principal será mantener el segundo puesto, intentando estar cerca del portugués, para que, no pueda descansar y haya una posibilidad, aunque sea remota, de que falle. En caso de empate a vueltas, pierdo porque, tiene una vuelta rápida casi tres minutos mejor que la mía. Desde el principio sé que por mucho que corra, un diesel como yo, voy a hacer una vuelta rápida bastante floja, por lo que, ni me molesto en intentar hacer una vuelta algo mejor que el resto. Es un riesgo que tengo que correr; lo prefiero, a pegarme una petada buscando una vuelta buena (que casi seguro que no voy a conseguir, dado lo lento que soy) y pagarlo en toda la carrera.

Durante la noche, sigo la misma tónica que a lo largo del día. Ritmo constante, sorprendentemente rápido (para una tortuga) y sin muchas pérdidas de tiempo.


Entre las tres y las cinco de la mañana, tengo una crisis. Empiezo a tener frío y me tengo que parar dos veces a abrigarme más. Y lo peor, tengo una sensación constante (a pesar de ir comiendo a menudo) de vacío en el estómago (que suele ser el preludio del vacío en las piernas y el bajón bestial).

Como conozco esta sensación bastante bien, sigo comiendo y bebiendo, con lo que, consigo evitar ese bajón. Lo malo, es que, con esas paradas, aunque cortas, me va cayendo un chorreo de minutos tontos que, me hace perder una vuelta. Ya estoy a dos de Rodolfo. No es ideal pero, son muchas menos de las que pudiera soñar antes de empezar.

Como es frecuente en carreras tan largas, tras un bajón, viene una recuperación. Empiezo a enlazar vueltas buenas, constantes y le recupero una vuelta a Rodolfo. Ya ha amanecido y voy muy buen. Llevamos casi veinte horas y el ritmo, se vuelve a parecer al del inicio de la carrera (por la noche, por motivos obvios, se va más lento).

Otra consecuencia de la improvisación y de decidir competir la misma semana de la carrera, es que, mi mujer se tiene que ir a las nueve de la mañana. Me quedo un rato solo. No me pasa nada pero, prefiero que esté; falta medio equipo.

En una de las vueltas, veo a Rodolfo que no va bien. Me pega el subidón del siglo. Estoy “apretando” a un Top, a alguien que ves en las páginas web de bicis, como alguien inalcanzable.

Pero, lo mejor está por llegar. Al estar solo, me hago un lío (le paso varias veces, al parar y adelantarnos mutuamente; sin cogernos vuelta) y una de las veces que me desdoblo, creo que, me pongo primero (sin contar la vuelta rápida; que me obligaría a doblarle para poder ganar). En realidad, me pongo en la misma vuelta. Pero, al quedar unas tres horas, pienso que, puede haber una pequeña posibilidad de doblarle (hay que intentarlo) y me pongo a tirar como un loco. Para llegar a adelantarle doy dos vueltas a menos de 30 segundos de mi mejor tiempo (veinte horas antes), agónico. Le adelanto al pasar por meta y hago la subida dura del principio, como un cohete, le descuelgo. Sigo tirando a muerte, voy a un ritmo que sé que no puedo mantener durante las tres horas que quedan pero, se me acaba el tiempo y es la única forma de intentarlo.

Pero, a mitad de circuito, me vuelve a coger. Veo que va a ser imposible doblarle (en realidad, le tengo que sacar dos vueltas pero, en ese momento, no lo sé). Lo acepto y disfruto de lo que queda de carrera. Damos dos o tres vueltas juntos y decidimos parar un rato. Mi puesto no peligra y no tiene sentido sufrir más.

Nunca hubiera soñado estar tan cerca de un máquina como Rodolfo pero, por fin, tanto entrenamiento, esfuerzo, desgaste,… ha dado sus frutos. Es posible que sólo sea un buen día y que no sea mi nivel real pero, me da igual. Intentaré que no sea así y dar toda la guerra que pueda en lo que queda de temporada: otras cinco carreras de 24 horas (como poco). Va a ser difícil pero, hay que intentarlo.

Dentro de otras dos semanas, retomaré el Troféu Internacional 24h en Junqueira. Tres carreras de 24 horas en cinco fines de semana… al principio dudaba de la existencia de cerebro en mi cabeza, ahora confirmo plenamente su ausencia.

¡Hasta Junqueira!

Fotos: CSJ

viernes, 5 de julio de 2013

Troféu Internacional 24h BTT 2013: Barcelos (Rd. 1)

Este 2013 presenta la posibilidad de dos campeonatos de resistencia en el país vecino. Al ya habitual, para mí, PT Open XCR, se le unía una versión extendida del Troféu Internacional 24h, que cuenta este año con cinco pruebas (tres, el año pasado).

Dos campeonatos, muchas pruebas y muy juntas. Lo lógico es decantarse por uno u otro. Bueno, eso es lo lógico. Los que nos regimos por criterios distintos a la lógica (más cercanos al trastorno mental, que a otra cosa),no necesitamos elegir… hacemos los dos y ya está. Seis carreras de 24 horas y dos de 12. ¡Mucha tela!

El PT Open XCR, comenzó allá por marzo, con buenos resultados por mi parte. El haber hecho tan buena carrera en la “distancia corta”, lejos de darme confianza, me hacía albergar más dudas sobre mi rendimiento en 24 horas.

Así, con un poco de desconfianza en mí mismo iba a comenzar un nuevo campeonato, con rivales desconocidos y organizaciones nuevas. La mayoría de todo esto, obviamente, desaparecerá con la salida de la carrera pero, hasta que llega ésta, te crea algo de incertidumbre, propia de las situaciones de cambio. Mi planteamiento en el Troféu era claro. Al ser cinco carreras muy juntas (cinco meses), en cuanto fallase en una, cosa que me dejaría sin opciones en la clasificación general (opciones de llegar a mi máximo rendimiento, claro está; no me refiero a opciones de ganar), lo dejaba. O por lo menos, eso digo antes de empezar.

Aunque antes de todas las carreras, trato de hacer lo posible para descansar lo máximo posible, siempre me salen imprevistos que hacen que, duerma menos de cuatro horas al día durante toda la semana. Así, entre “compromisos” con la revista Bike a la hora de finalizar la prueba de larga duración de la GT Zaskar que teníamos entre manos y asuntos del trabajo, iba más cansado que si no hubiera carrera. ¡Mal empezamos! Quedo con mi mujer en salir de viaje a las tres de la tarde y salgo a las cinco. Nos quedan 630 kilómetros de camino, en un vehículo que no viaja a más de 100 km/h.

Pues, para nuestra sorpresa, el viaje se hace relativamente corto. Desconozco si es por ser camino distinto al habitual (siempre competimos por el centro, mientras que, esta vez es al norte; A6, en lugar de A5) o por lo que sea pero, aunque llegamos tarde, no se hace eterno, como otras veces. La prueba es en Barcelos, origen del famoso gallo portugués, símbolo nacional, con el centro neurálgico de la prueba ubicado en un campo de tiro.

Sueño reparador (unas siete horas, es un logro para mí) y me levanto con ganas de guerra. Estreno bici (Canyon Nerve Al SL), para complementar la prueba en Bike. En un principio es un poco arriesgado porque, mi experiencia con ella se reduce a diez kilómetros y cualquier problema de adaptación a ella, puede convertirse en un suplicio en una carrera tan larga. Además, a diferencia del PT Open XCR, aquí no permiten cambiar de bici. Espero que mi facilidad de adaptación a cualquier bici, me haga esquivar este riesgo.


Antes de empezar saludo a Humberto (Luis), antiguo compañero de fatigas en las primeras ediciones del PT Open. Es muy bueno como ciclista pero, mejor persona aún. Da gusto, con gente así. Nos contamos las batallas y los objetivos que tenemos y aprovecho para preguntarle por los rivales. La verdad es que, en el fondo, me da igual pero, siento curiosidad. Estoy acostumbrado a competir contra gente conocida. Al parecer, hay dos “galgos” de cuidado, además del propio Humberto. A priori, ellos se jugarán la carrera. Mi objetivo, como siempre, es luchar contra mí, intentando estar lo menos lejos posible de los primeros (¿tercero, quinto, décimo,…?; lo que pueda).

Me dirijo a parrilla de salida. Como siempre, no tengo prisa; me coloco en los puestos del final. Evito posibles problemas en la salida, con la gente que va más rápido que yo (casi toda, dicho sea de paso).

Salida. Me pongo en marcha y voy cogiendo ritmo. Sin tiempos espectaculares pero, sí muy regulares, empiezo a darme cuenta de que, voy muy rápido (para lo que es habitual en mí), dentro de que, voy cómodo. Tengo sensaciones parecidas a las que tuve en Abrantes. Allí eran sólo doce horas pero, acabé “entero”.


En algún momento, tengo la sensación de ir pasado de ritmo (más, por miedo a reventar). Pero, voy contento. Desde muy pronto, voy entre los cinco primeros y me gusta esa sensación de ir delante. Si reviento, ¡qué me quiten lo bailao!

Hago las dos subidas en plato grande (doble plato; rueda de 29”), disfruto de ir rápido. Tardan mucho en doblarme; me viene a la mente el recuerdo, de cuando empecé con estas carreras y Humberto me doblaba cada dos-tres horas (en circuitos más largos que este). Ahora, en las dos o tres primeras vueltas, pierdo tiempo (unos tres-cinco minutos por vuelta) pero, luego esta diferencia baja mucho y tardan en cogerme la vuelta. Aquí está en torno a los veinte minutos, por lo que, es fácil doblar.

Tiago Sousa, Francisco Rosa y Humberto Luís, mantienen una lucha importante por los puestos del podio, seguidos de Carlos Pinto y yo, por el cuarto puesto. Todos andamos cerca, por lo que, como alguno pare, perderá bastantes opciones (si no son todas).

Llevo una estrategia buena de parar cada tres horas a comer y beber (gel, medio litro de líquido y sándwich), empleando un minuto en toda la operación. Al ser las vueltas tan cortas, es fácil modificar el intervalo sin consecuencias malas (si me da un apretón de hambre ---que, suele desembocar inmediatamente, en un bajón de rendimiento-, al principio de una vuelta de cuarenta minutos, lo llevo claro). Mi mujer, como siempre, me tiene todo listo en el momento que necesito. Aunque, es un trabajo poco visible desde fuera, es absolutamente imprescindible y parte importante del resultado; sin una buena asistencia, hacer un buen resultado es más difícil aún. Yo, gracias a ella, este aspecto lo tengo garantizado. Asistencia, ánimos, información,… todo lo tengo a mano. Tengo mucha suerte.

Pasan las horas y sigo a un ritmo impensable para mí. Si me dicen hace un par de años, que iba a ir así, no me lo hubiese creído. De todos modos, hay que ser cauto porque, queda más de media carrera.

Pongo luces, me abrigo un poco, como y bebo. Parada larga… ocho minutos. Si no pasa nada raro, será la parada más larga de la carrera. En muchos momentos, pienso que, esto no puede ser sano. Muchas horas por encima de 140 pulsaciones, picos de 165, vuelta tras vuelta. Una locura. Pero, ahí sigo, manteniendo el ritmo y el puesto. A sólo una vuelta de Humberto y dos del primero; algo impensable para mí. No me puedo andar con tonterías, puesto que, mi puesto peligra, porque Carlos Pinto se mantiene en mi vuelta, incluso, cambiamos posiciones a lo largo de la noche.

Va pasando la noche y tengo una pequeña crisis. Me da la sensación de ir como una tortuga, pego cabezadas, voy muy cansado. Miro el tiempo de la vuelta y aunque si me preguntan hubiera dicho que estaba perdiendo mucho tiempo, sólo me caen cuatro minutos.

Como es habitual en estas carreras, hay muchos altibajos, con lo que, tras ese pequeño bajón, empiezo a recuperarme y presionado por Carlos, mantengo el tipo, a la espera de que amanezca. He pasado toda la noche con pequeñas paradas y la he solventado bien, manteniendo un ritmo increíble y relativamente constante.

Amanece y la carrera sigue igual. Los dos primeros a dos vueltas, Humberto a una y Carlos en mi vuelta. Ya voy muy cansado, aunque los ritmos siguen estables. Por la noche, no he perdido más de cuatro minutos (respecto a los tiempos que hacía de día) y ahora que vuelve a haber luz, mejoro, yendo unos dos minutos más lento que al principio, hace ¡veinte horas! Mantengo ritmos parecidos tras veinte horas de carrera, sin casi parar.

Tras un invierno entrenando como un demente, por fin, empiezo a ver resultados. He pegado el salto de nivel que, nunca creí que sería capaz de dar. Me quedan cuatro horas de carrera. Aunque parece que ya está todo hecho, queda bastante tiempo. En cuatro horas, puede pasar de todo.

Un error al mirar las clasificaciones, me hace creer que estoy tercero. Meto el turbo. Hago unas vueltas a pocos segundos de mi mejor vuelta. Sufro bastante pero, es normal. Veo a Humberto parado en meta, algo le pasa en la bici. Le adelanto y según mis cálculos (erróneos), me pongo segundo. Ha tenido una pequeña caída y ha partido el manillar. ¡Qué mala suerte! Repara y continúa. Al poco tiempo, me vuelve a adelantar. A la vez, caemos en el error y “vuelvo” a mi cuarto puesto. Con las vueltas locas que me he metido, he alejado a Carlos, lo que me da un pequeño colchón de ventaja.

Vamos todos muy cansados, todos con el “cuello torcido”, como almas en pena, dando vueltas en modo “automático”, esperando a que todo acabe.


Controlo la hora de paso de Carlos por meta, para ahorrarme dar otra vuelta (sólo valen las que pases antes de las 24 horas; si llegas después, no contará). No me apetece dar otra vuelta sin necesidad. Acaba la carrera y empezamos a recoger. Queda un largo camino hasta casa. Despedida y rumbo de vuelta.

Es el momento del análisis de la carrera y de las sensaciones que he tenido en ella. Aunque suene repetitivo, nunca me esperaba hacer una carrera a este ritmo. Ya el año pasado pegué un buen salto de nivel pero, este año, he vuelto a mejorar bastante. He aprendido a correr estas carreras, a base de ir a un ritmo muy lento pero, al límite de lo que podía hacer (así me agarraba las pajarracas que cogía; siempre rondando el límite, durante las 24 horas). Ahora, con la base del año pasado y las palizas que me he metido este, empiezan a salir los resultados. Ya sabía ir al límite; ahora, puedo ir más rápido y más constante rondándolo. Hago las subidas cómodo (dentro de lo que cabe) y no muero en cada una de ellas; además, voy mucho más rápido. Acostumbrado a hacer cuarto (no recuerdo ya cuántos llevo), a priori, sabe a poco pero, me quedo con las sensaciones. Cierto que, me han sobrado cuatro horas y que las dos primeras las hago muy lento y pierdo un tiempo que luego no recupero pero, he llegado mucho más lejos de lo que nunca hubiera imaginado. Obviamente, no me voy a conformar con esto; hay margen de mejora y puntos en los que todavía fallo pero, eso es precisamente, lo que hace que me motive más y esté deseando que llegue la próxima carrera.




Fotos: CSJ

jueves, 28 de marzo de 2013

Madrid-Lisbon 2013


Hace poco, presentábamos en estas páginas una prueba que unía las capitales de los dos países de la Península Ibérica.

Hoy, traemos otra posibilidad de unir ambas ciudades. Esta vez, es por etapas, quince concretamente, de entre 56 y 116 kilómetros. Serán, por tanto, 15 días recorriendo la Península, en los que nuestras piernas pedalearán durante 1200 kilómetros. La salida de Madrid será el día 8 de junio y la llegada a Lisboa, el 22.

Mucha sierra, pistas, senderos y grandes paisajes. Muchas horas de bici, en contacto con la naturaleza y con la montaña. Unas buenas vacaciones, en definitiva.

Más información en www.bikemadridlisbon.com


 
 

lunes, 25 de marzo de 2013

La Garza Series Mina's Bike 8h resistencia BTT


En Linares y sus alrededores se disputarán, el próximo 27 de abril las La Garza Series Mina’s Bike 8 horas Resistencia BTT. Como su nombre indica, se trata de una prueba de resistencia de 8 horas, que discurren por un circuito de 14,4 kilómetros por los alrededores de Linares.

Habrá las divisiones de categoría habituales en XC: sub-23, elite, M30, M40 y M50, tanto en categoría masculina, como en femenina, teniendo en cuenta la posibilidad de modalidad Solo o parejas. Las inscripciones se encuentran abiertas.

Como único “defecto” le vemos el método de desempate en caso de coincidir el número de vueltas, usándose la vuelta rápida, no el orden de llegada a meta. Como siempre hemos mantenido, es un método que puede dar emoción en equipos, pero en Solo, no es normal hacer vuelta rápida al final de carrera, por lo que, si no doblas a tu oponente (con un circuito de 14,4 km., tiene que haber bastante diferencia de nivel), como no hayas hecho las dos primeras vueltas más rápido, se te complica la cosa.

Más información en www.lagarzaseries.com
 

viernes, 22 de marzo de 2013

PT OPEN XCR 2013: Abrantes (Rd. 1-Vídeo)

Horizontes ha publicado un vídeo de la carrera de Abrantes, primera prueba del PT Open XCR 2013. Grandes recuerdos resumidos en menos de dos minutos.


PT.OPEN Abrantes 2013 from Horizontes Aventura on Vimeo.

lunes, 18 de marzo de 2013

Powerade Ion4 Madrid-Lisboa Non-stop 2013

Hace unos meses, desde MarathonBiker, anunciábamos la posibilidad de una carrera organizada por RPM (Titan Desert, entre otras), uniendo Madrid y Barcelona. Parece ser que esta prueba no se llevará a cabo pero, a cambio, tenemos una grata sorpresa. La Powerade Ion4 Madrid-Lisboa Non-stop.

Como su nombre indica, la prueba unirá las capitales española y lusa, a través de un recorrido de 800 kilómetros (5500 metros de desnivel) que, se deberá realizar de modo continuo, es decir, desde la salida hasta la llegada, no se para el cronómetro. Se trata de una carrera por equipos (dos, tres o cuatro; modalidades masculina, femenina y mixta), en la que, la estrategia es libre en cuanto a duración de cada relevo y a buen seguro, que será determinante.

Dos de los principales inscritos de la carrera, a disputar entre el 20 y 22 de septiembre de 2013 (inscripciones hasta 31 de agosto en zonadeportistas.com), serán Roberto Heras y Luis Leao Pinto.

Interesante carrera, a la que solo le veo un inconveniente (teniendo en cuenta mi elevado deterioro neuronal): que no haya categoría individual.


 
 

Imagen y vídeo: Powerade Ion4 Madrid-Lisboa

viernes, 15 de marzo de 2013

PT Open XCR 2013: Abrantes (Rd.1-Crónica personal)


Nueva temporada y como todos, quiero hacerlo mejor que la pasada. Ese es el “problema” que hay a la hora de competir, todos queremos ganar o por lo menos, mejorar lo anterior. Sé que lo tengo muy complicado. Al ser subcampeón del PT Open XCR 2012, todos los resultados son peores que el año anterior, salvo dos: campeón y subcampeón. La cosa es difícil y la mejor forma de intentar conseguirlo, es entrenar más (o mejor) que el año pasado. Teniendo en cuenta que es lo que piensan hacer todos, pues con “entrenar más” no vale, hay que entrenar “mucho más”.
Aún sabiendo que es una aberración en términos de entrenamiento deportivo, mi estrategia en noviembre (cuando empiezo la temporada 2013), es entrenar todo lo que pueda desde el primer momento. No quiero pasarme un invierno suave y seco, entrenando poco porque es pronto y después, cuando llegue el momento de entrenar fuerte y largo, que llegue época de lluvias y quedarme mirando por la ventana. Así pues, los meses anteriores he hecho todo lo que he podido, con sesiones de mañana y tarde, largas y cortas, intensas y de fondo,… todo lo que he podido. Ha habido momentos en los que estaba un poco pasado, con molestias en las rodillas, al borde de la lesión, pero he conseguido seguir adelante. Y por fin, llegaba el día de empezar la temporada, de la primera carrera.

Tenía la sensación de haber entrenado bien pero, no de andar mucho. Al igual que el año pasado, raro ha sido el día que no ha hecho bastante viento, por lo que, aunque hagas circuitos iguales a los del año anterior, al comparar, no sacas conclusiones certeras. Si a esto se le une estrenar nueva bici, de 29”, rígida, con dos platos, 10 velocidades, es decir, todo distinto a lo que estoy acostumbrado. Lo que más me “descoloca” es el doble plato, puesto que, si sólo uso el grande, arrastro bastante desarrollo y si cambio al pequeño, me quedo corto (salvo en subidas muy fuertes). Conclusión: la más obvia, siempre en plato grande.
Este año, el Open me viene relativamente mal. Dos pruebas de 12 horas y una de 24, no es lo mejor para un “diesel” como yo. Mi punto menos flojo, es mi posibilidad de mantener un ritmo lento, durante mucho tiempo, aprovechando las paradas durante la noche, para adelantar algún puesto. En 12 horas esto no pasa; hay que ir más rápido y casi nadie para.


 Supongo que todos haremos un poco igual pero, al mirar la lista de inscritos, haces tus “planes” del puesto que puedes alcanzar. Haciendo una buena carrera, dentro de mis posibilidades, era difícil entrar entre los cinco primeros. Si no hacía buena carrera,… mejor no pensarlo. Aunque parezca raro, las 12 horas es una distancia que no me gusta nada. Sólo he corrido una (Proença, 2010) y no me encuentro cómodo en ellas. Es “corta” y te hace ir a ritmo alto y a la vez, “larga”, para pegar el reventón de tu vida, si te has pasado. Prefiero las 24 horas, que no me obligan a ir tan acelerado.

Temas familiares, hacen que me tenga que ir solo a Abrantes. Me obligará a tener mucho cuidado con la preparación del material, puesto que, tendré que saber antes de salir, lo que necesitaré durante toda la carrera (recordando que es una distancia en la que apenas tengo experiencia). Como va a ser un viaje “rápido”, me voy en coche. No necesito la autocaravana para que duerma nadie por la noche, por lo que, el viaje es un poco menos pesado, al poder ir más rápido.

Había planteado la semana para descansar y dormir (trabajaba de noche y tengo que elegir entre dormir y entrenar) pero, diversas complicaciones hacen que no duerma entre los cinco días, ni quince horas (mejor no hacer la media), por lo que, voy a ir cansado. La verdad es que no llevo ninguna gana de correr. Casi, hasta me planteo ir. Mal empezamos.
Llego a Abrantes y aunque, la mayoría de la gente que conozco, se ha ido a los hoteles, empiezo a sentir ese cosquilleo en el estómago de la competición. Ya estoy allí, ya no queda más que, hacerlo lo mejor posible. Duermo en el coche (lo prefiero mil veces a dormir en tienda de campaña) y aunque, me despierto mil veces, me vuelvo a dormir de inmediato. Me levanto y aunque, dormir seis horas no hace ningún milagro, es lo más que he dormido desde el domingo anterior y me sabe a gloria, tanto que, me levanto bastante descansado y con ganas de dar guerra. Lo único que me falta es mi “equipo”, mi mujer y mis hijos, con los que, siempre comparto las carreras y que esta vez se han tenido que quedar en casa.

 
Me encuentro con todos los corredores que ya conozco de otros años, me da bastante alegría. Fuera de las carreras, tengo poco vínculo con otros ciclistas, siempre entreno solo y es aquí, cuando tengo más relación personal con el mundillo del ciclismo.
Voy preparando todo, intentando “ver” todo lo que me va a hacer falta en cada momento de la carrera, intentando que todo esté a mano, que no tenga que buscar nada,  porque me supondría perder un tiempo que no puedo recuperar. No es la primera carrera que me voy solo pero, no deja de tener su punto de complicación.

Con todo listo, se acerca ya el momento de la salida. No he podido hacer una de mis “tradiciones”, que es ver una carrera de Supercross americano. Es lo malo de salir a las 9.30, en lugar de las 12, que solemos salir para las de 24 horas. Lo bueno es que tendremos menos horas a oscuras. La otra costumbre (“vaciar todo lo malo que llevo dentro”), la hago correctamente.
Y salimos. Como siempre, salgo tranquilo. No he visto el circuito, por lo que, todo es nuevo para mí (bueno, casi todo, porque tiene partes comunes con otros años) y no voy a arriesgar nada. Hay barro y estoy especialmente torpe, cometiendo bastantes errores tontos. Tampoco ayudan las cubiertas que llevo, que van bien en seco pero, en barro, sus tacos muy juntos, no son lo ideal. Habrá que afinar entonces y buscar las zonas de mayor tracción.

Las tres primeras vueltas son bastante malas. No me encuentro cómodo, voy alto de pulso,… esto no se presenta bien. Para colmo, pierdo el bidón, por lo que, tengo que parar y coger otro. Aprovecho y le pego un buen trago a la botella de carbohidratos que he preparado. El bidón se ha caído porque, aunque la bici lleva dos portabidones, si usas los dos, tropiezan uno en otro y el del tubo diagonal, no entra del todo. En mes y medio ni se ha movido pero, hoy ha tenido que caerse. En el otro portabidón llevo las herramientas y la cámara de repuesto. El año pasado pinché varias veces aquí y no quería sorpresas. Como no quiero volver a perderlo, tengo que elegir entre hidratarme sin parar o llevar repuestos. Elijo lo primero, dejo la cámara y la herramienta en el coche.
 

Estoy acabando la tercera y vuelta y oigo la pesadilla del ciclista: cómo el aire del interior la rueda, se une con el del exterior, por un maldito agujerito. He pinchado la rueda delantera. Empiezo a mover el manillar como un loco, para que el X-Sauce tape el agujero y hace su trabajo a la perfección, no perdiendo nada, ni de aire, ni de tiempo. ¡Menos mal!
A partir de la cuarta vuelta, empiezo a despertar, empiezo a cometer menos errores, incluso, a recuperar algún puesto. No tengo ni idea del puesto en el que voy. Espero ir entre los diez primeros pero, no tengo ni idea. Ni falta que me hace.
El suelo está cada vez más resbaladizo. El barro se pega a las ruedas y a los pies, en las zonas de “pateo” y de los pies… a los pedales. Esta combinación hace que, en la sexta vuelta, la bici resbale, yo no saque el pie del pedal y me una a la Madre Tierra, en un proceso, que por muchas veces que nos haya pasado, siga siendo bochornoso. Miro alrededor y creo que no me ha visto nadie. Espero no llevar muy manchado el coulotte y que, me delate el pegote de barro en la cadera.
Salvo este pequeño inconveniente, cada vez voy mejor. En las zonas de pedaleo, me encuentro muy fuerte (para lo que soy yo) y cada vez me hace menos gracia llegar a la zona de barro. Aunque no se me da mal del todo (las zonas a pie, las hago corriendo), me encuentro más cómodo, montado en la bici, que chapoteando en el barro.

Un nuevo episodio de torpeza, en la vuelta ocho, hace que, vuelva a ver el suelo a una distancia menor de la que desearía. Creo que, tampoco me ha visto nadie. Me ahorro pasar la vergüenza propia de estos casos. Han sido caídas casi parado, por lo que, salvo en la autoestima, no me he hecho daño.
En la décima vuelta, tengo la primera noticia del puesto en el que voy. Voy cuarto, con Josué a punto de adelantarme (ha debido de parar), con lo que, realmente, soy quinto. Me sigo encontrando muy bien, aunque tengo un pequeño bajón, que soluciono comiendo un sándwich al pasar por meta. Me viene muy bien y recupero algo. Voy demasiado bien, con la sensación de ir un poco pasado de ritmo y que, tarde o temprano, voy a explotar.
En la vuelta 15, decido (no me queda otra) parar a poner las luces. Trataré de hacer todo lo que pueda en la parada. Pongo luces, a la vez, como algo (sándwich) y hago otra botella de carbohidratos. Me he quedado corto y tengo que preparar otra. No es mala señal, puesto que, quiere decir que estoy bien hidratado (además, he bebido agua e isotónica). Pero, me hace perder algo de tiempo, estar con el cacito haciendo la mezcla. Engraso por tercera vez la cadena y salgo lo más rápido que puedo. Tenía que lavar la bici, pues la zona del pedalier ha concentrado mucho barro y no deja girar la rueda. Decido hacerlo a la vuelta siguiente, para coger el aceite y engrasar según la lave.

Así hago, en la vuelta siguiente lavo la bici, engraso y… parece otra. La rueda trasera gira en la misma proporción que le aplico fuerza a los pedales, nada le frena. He perdido algo de tiempo, pero ha estado bien empleado. Justo un momento antes, había adelantado a Antonio Girao y entraba así, en el podio. Mientras lavo la bici, veo cómo me vuelve a adelantar. No me agobio en exceso, porque al adelantarle, me ha dicho que, a él le preocupa su categoría (Master) y que va tranquilo, manteniendo su liderato. Salgo como un cohete a por él y me empiezo a venir abajo.
Le paso pero, empiezo a perder fuelle. Veo cómo Josué, me recorta, hasta que me coge. En ese momento, algún cable de mi cabeza toca masa y me pongo a tirar como un loco. La verdad es, que no me apetece una lucha hasta el final e, iluso de mí, aprieto muy fuerte, con la intención de quitarle la idea a Josué de seguir presionando, que se dé por satisfecho con la cuarta plaza. ¡Cómo si no le conociera! Va a apretarme las tuercas hasta el final, seguro. Pero, en ese momento, es mi estrategia.

 
Doy una vuelta muy buena, a ritmo casi igual al que estaba haciendo de día, cuatro horas antes. Le saco una buena ventaja a Josué pero, como era de esperar, no va a aflojar. No me queda más remedio que, seguir a un ritmo parecido, si quiero mantener el puesto en el podio.
En una de las bajadas reviradas, se están haciendo unas roderas que se me están atravesando y como era de esperar, doy otro recital de torpeza, con otro resbalón. A diferencia de las anteriores, en esta llevo algo de velocidad (poca, pero no voy parado) y en ese momento me alegro de haber tenido hijos, porque me doy con el sillín, en la “herramienta” de hacer hijos y me entran dudas de su funcionalidad futura. Afortunadamente, se me va pasando el dolor, poco a poco. Aunque no lo voy comprobar, creo que el golpe no afecta a la funcionalidad.
Con Josué apretando, no me queda más remedio que seguir a muerte. Voy absolutamente sorprendido del ritmo que llevo. No voy muerto, voy rápido y llevo más de diez horas a todo lo que puedo. Me permito el “lujo” de desdoblarme del primero (Tiago Clamote), que obviamente, pasa de mí y sigue a su ritmo.
Miguel, otro de los españoles, me dice le voy recortando mucho tiempo por vuelta al segundo. Supongo que irá dosificando su ventaja pero, me engaño a mí mismo y pienso que puede ir muerto y le puedo coger. Así me paso las dos últimas vueltas, intentando recortar ventaja con él, lo que, indirectamente, me viene bien porque, sigo aumentando ventaja con Josué.

Cuando me queda poco más de una vuelta, el botón del la luz, se pone rojo, síntoma de que queda poca pila. No me puedo arriesgar a quedarme sin luz a mitad de la vuelta y al pasar por meta, cambio la pila, perdiendo un poco de tiempo, pero asegurando tener luz en lo que queda de carrera.
 

Sigo apretando para quedar segundo, cosa que finalmente, no consigo. Era lo más lógico pero, tenía que intentarlo. Acabo muy contento. No me esperaba hacer algo así, ni en sueños. No sólo es el puesto, sino cómo he corrido a lo largo de las 12 horas. Un par de bajones de unos dos minutos por vuelta, en tanto tiempo, es un logro para mí, dado el ritmo al que he ido durante toda la carrera.
Llega Josué; nos felicitamos mutuamente. Hemos hecho muy buena carrera los dos. Éramos los que “peor” vamos en carreras de 12 horas (en comparación de las de 24) y hemos capeado muy bien la situación. Todavía queda mucho campeonato pero, creo que vamos a dar guerra.

El final de carrera es muy agradable. Contar las batallitas de la carrera, felicitas, te felicitan,… por fin, te liberas de la presión de no saber si has estado haciendo las cosas bien durante los meses previos.
 
Llega el momento de despedirse. Del resto de españoles, de Paulo y el resto de la organización, de Josué y su mujer. Me quedan más de quinientos kilómetros hasta casa. Hago lo de siempre, salir de vuelta según acabo. Estás cansado pero, con el “subidón” del final de carrera, aguanto unas horas sin sueño por lo que avanzaré bastante. Iré tranquilo y cuando me entre el sueño, pararé y dormiré. A las siete de la mañana, llego a casa. Tengo ganas de ver a mi mujer y a los niños. Tengo una buena carrera que contarles.
He empezado bien la temporada. Ahora lo más difícil es mantener ese “nivel” hasta septiembre, cuando acabe la temporada, con la última prueba del Open y la Copa de Europa de 24 horas. Ganas no van a faltar…

Fotos: Luis Gil

martes, 12 de marzo de 2013

PT Open 2013: Abrantes (Rd. 1)

Primera prueba del PT Open XCR 2013, con muchas novedades, que hacen más complicado, si cabe, hacer cualquier tipo de pronóstico. Como principal novedad, tenemos la mezcla de pruebas de 12 y 24 horas. Esto lleva a que, durante las dos primeras carreras, ambas de 12 horas, no quede establecido quién va a luchar por las clasificaciones generales de 12 y de 24 horas, que quedará definido, a la hora de participar en la tercera y última prueba, en Lisboa, en la que sí habrá separación entre ambas modalidades. Así pues, a la emoción de la lucha por los puestos, se unirá la incertidumbre de cuáles son realmente, los rivales de cada categoría.

Como en años anteriores, Abrantes abre el Open, en fechas tempranas, que dan más probabilidades de lluvias y por consiguiente, de barro. Este año, los días anteriores, llovió, no en exceso, pero sí lo suficiente para que, algunas zonas estuviesen húmedas o con barro.

El circuito, tras el comienzo alrededor de las instalaciones deportivas, en las que se ubica el paddock, presentaba una nueva zona en bajada, con varias “eses”, en las que se formaron bastantes roderas, que ponían el punto de dificultad a esa bajada. Enlazaban con una subida amplia, que conducía a la ya habitual de años anteriores, bajada a media ladera.

 
 
Tras este tramo, zona revirada, mezclada con alguna subida sin complicación técnica, con la, también conocida de otros años, zona llana, paralela al Río Tajo. Más zona revirada, conducía a las zonas más complicadas, por motivo del barro, que obligaban en muchos casos a desmontar de la bici y hacerlas a pie.
 
 
 
Tras estas zonas, más barro en la subida, común con otros años, que conduce, de nuevo, al paddock, que volvió a hacer pasarlas “canutas” a los participantes, por lo resbaladizo del suelo y las numerosas trazadas que se hicieron.
  
 
 
 
En total, unos 6,3 kilómetros, en los que se ascienden unos 160 metros que, como siempre, dando una vuelta, no parecen “gran cosa”, pero sumados en la totalidad de la carrera, se convierte en un desnivel muy respetable. Además, el circuito no presenta ninguna zona en la que se pueda “descansar” algo; no hay ningún respiro en todo el trazado.

 
En la categoría “reina” (que une, de momento, las 12 y 24 horas en SoloM), repetían tres de los cinco primeros del Open 2012 (Josué Duarte, Antonio Girao y el que escribe), unidos al ganador de la prueba final del PT Open XCR del año pasado, Antonio Marques, a los que se deberían unir en la lucha por los puestos cabeceros Tiago Clamote y Pedro Maia y buscando su oportunidad, Domingos Janeirinho o Rui Damiao. Como siempre, en este tipo de carreras, cualquiera podía dar la sorpresa, aunque no estuviese entre los considerados, a priori, “favoritos”.

En SoloMaster, en condiciones normales, se debería vivir una nueva lucha entre dos “viejos conocidos”, Antonio Girao y Pedro Maia, con ventaja (en mi opinión), para Girao, al ser la prueba de 12 horas, donde normalmente muestra más velocidad que Pedro.

En SoloF, la ganadora del Open 2012, Sonia Lópes, sería su propia rival, al no haber más inscritas, lo que no debería quitar mérito a su participación.
 
 
Dupla Masculina 12h
 
Salida rápida del Torrado Bikes, que pasa por la línea de meta con relativa ventaja, sobre el Strix Team Repsol y Strix Team Antisom. Pero en el segundo paso, Torrado pierde quince minutos en el relevo, dejando a Strix Team Repsol, en cabeza, seguido por Strix Team Antisom.
El momento clave de la carrera, llegaría en la vuelta cinco, en el que Torrado recupera el liderato, a la vez que, Strix Team Antisom, pierde fuelle y cae hasta la cuarta plaza.
Pero, Strix Team Repsol, no dejaría de apretar y tras dos vueltas bastante rápidas, recupera el liderato en la vuelta nueve, no durando mucho la alegría a este equipo, puesto que, Torrado Bikes, contraataca con tres vueltas más rápidas que las de sus rivales, recuperando el liderato, no abandonándolo hasta la línea de meta, tras completar 26 vueltas. Strix Team Repsol mantiene la segunda posición sin problemas, aunque a dos vueltas de los ganadores. A la misma distancia, dos vueltas, finalizan la carrera, en tercera posición, los integrantes del GC Barquinhense, seguidos por Strix Team Antisom, con una vuelta menos y por Joma, con doce vueltas, en quinta posición, cerrando la clasificación.
 

 
 

 
SoloM 6h

No quería sorpresas Bruno Espinha y desde el comienzo de la prueba, toma la delantera. Pasa líder, en el primer paso por meta, con una ventaja un poco menor del minuto sobre Tiago Sousa, seguido a su vez por Carlos André, Marco Lópes y Hugo Marques, separados estos tres, por menos de veinte segundos.
Espinha, no abandonaría la primera posición en toda la carrera, con diferencias que oscilaban sobre los cinco minutos y que aumentaron a diez, en las vueltas finales. Detrás de él, Hugo Marques, se hace con la segunda posición en la tercera vuelta, intercambiándola con Tiago Sousa varias veces en la siguientes vueltas, hasta que, en la vuelta 7, Tiago no la volvería a dejar, acabando segundo, seguido a menos de tres minutos de Hugo Marques.
También tuvieron su lucha por la cuarta plaza, Marco Lópes y Carlos André, yendo a parar a manos de Marco Lópes, que con una vuelta menos (doce) que los tres primeros, aventajó en casi diez minutos a Carlos André.

 
 


 
SoloM 12h

Primer paso por meta fulgurante de Michel Machado que, aventaja en más de un minuto a Antonio Marques y en dos a Tiago Clamote. A continuación pasan Antonio Girao, Hugo Neves y Rui Damiao, seguidos por Josué Duarte, que ha salido un poco lento y Pedro Maia. Completan el top 10, en esta primera vuelta, los dos primeros españoles, el que escribe (José Mª Fernández) y Francisco González.
En las primeras vueltas, la carrera presenta estabilidad, en lo que se refiere a puestos, salvo el bajón sufrido por Rui Damiao, que con múltiples calambres, cae a la posición 11, aunque, se mantiene dando vueltas, con el objetivo de coger la mayor cantidad de puntos, de cara al campeonato.
Mientras, el que ya alcanza el quinto puesto, es el campeón vigente, Josué Duarte. Otro de los “especialistas” en 24h, José Fernández, sube posiciones poco a poco, encontrándose mejor a medida que avanza la carrera.
 
 
Golpe de efecto en la novena vuelta, pues Michel Machado, abandona la carrera, dejando a Antonio Marques, liderando la misma, seguido a menos de minuto y medio, por Tiago Clamote que, lleva varias vueltas recortándole tiempo.
 
 
 
Con un ritmo un poco más rápido, Tiago Clamote se hace con el liderato en la vuelta 10, momento en el que Fernández sube a la cuarta posición, en detrimento de Josué, que vuelve a recuperar esa cuarta posición, en la vuelta 11.
 
 
Es estas vueltas, salvo este intercambio entre campeón y subcampeón de 2012, reina la “tranquilidad”, con unos puestos que, empiezan a estar definidos, una vez pasado el ecuador de la prueba.


En la vuelta 13, Fernández recupera la plaza a Josué, enfrascándose en una bonita lucha, en la que las diferencias son mínimas y que les lleva, a alcanzar a Antonio Girao que, prefiere centrarse en la pugna por el liderato en SoloMaster, que disputar la posición con ellos. Así pues, lucha a muerte por el tercer escalón del podio.
 
 
Y tras 23 vueltas, Tiago Clamote se alza con su primera victoria en el PT Open XCR 2013, aventajando a Antonio Marques en una vuelta. A menos de un minuto y medio, llega el tercer clasificado, José Mª Fernández, tras una batalla intensa con Josué Duarte, cuarto. Antonio Girao, con 20 vueltas, finaliza en quinta posición, siendo sexto Hugo Neves, con las mismas vueltas. En los siguientes puestos, con 18 vueltas, finalizan Pedro Maia, que decía que era uno de los circuitos más duros en los que ha participado y un Domingos Janeirinho, que sin hacer demasiado ruido, se ha aupado con la octava posición. Rui Pisco y Rui Damiao, completan el Top 10, con Rui Batista en 11ª posición, con 15 vueltas.


 
 
 
 
 
Fotos: Pedro Antunes
Gráficos: MarathonBiker
Nota: por falta de tiempo, sólo se han resumido las catergorías con más participantes y cambios de posición.