viernes, 5 de julio de 2013

Troféu Internacional 24h BTT 2013: Barcelos (Rd. 1)

Este 2013 presenta la posibilidad de dos campeonatos de resistencia en el país vecino. Al ya habitual, para mí, PT Open XCR, se le unía una versión extendida del Troféu Internacional 24h, que cuenta este año con cinco pruebas (tres, el año pasado).

Dos campeonatos, muchas pruebas y muy juntas. Lo lógico es decantarse por uno u otro. Bueno, eso es lo lógico. Los que nos regimos por criterios distintos a la lógica (más cercanos al trastorno mental, que a otra cosa),no necesitamos elegir… hacemos los dos y ya está. Seis carreras de 24 horas y dos de 12. ¡Mucha tela!

El PT Open XCR, comenzó allá por marzo, con buenos resultados por mi parte. El haber hecho tan buena carrera en la “distancia corta”, lejos de darme confianza, me hacía albergar más dudas sobre mi rendimiento en 24 horas.

Así, con un poco de desconfianza en mí mismo iba a comenzar un nuevo campeonato, con rivales desconocidos y organizaciones nuevas. La mayoría de todo esto, obviamente, desaparecerá con la salida de la carrera pero, hasta que llega ésta, te crea algo de incertidumbre, propia de las situaciones de cambio. Mi planteamiento en el Troféu era claro. Al ser cinco carreras muy juntas (cinco meses), en cuanto fallase en una, cosa que me dejaría sin opciones en la clasificación general (opciones de llegar a mi máximo rendimiento, claro está; no me refiero a opciones de ganar), lo dejaba. O por lo menos, eso digo antes de empezar.

Aunque antes de todas las carreras, trato de hacer lo posible para descansar lo máximo posible, siempre me salen imprevistos que hacen que, duerma menos de cuatro horas al día durante toda la semana. Así, entre “compromisos” con la revista Bike a la hora de finalizar la prueba de larga duración de la GT Zaskar que teníamos entre manos y asuntos del trabajo, iba más cansado que si no hubiera carrera. ¡Mal empezamos! Quedo con mi mujer en salir de viaje a las tres de la tarde y salgo a las cinco. Nos quedan 630 kilómetros de camino, en un vehículo que no viaja a más de 100 km/h.

Pues, para nuestra sorpresa, el viaje se hace relativamente corto. Desconozco si es por ser camino distinto al habitual (siempre competimos por el centro, mientras que, esta vez es al norte; A6, en lugar de A5) o por lo que sea pero, aunque llegamos tarde, no se hace eterno, como otras veces. La prueba es en Barcelos, origen del famoso gallo portugués, símbolo nacional, con el centro neurálgico de la prueba ubicado en un campo de tiro.

Sueño reparador (unas siete horas, es un logro para mí) y me levanto con ganas de guerra. Estreno bici (Canyon Nerve Al SL), para complementar la prueba en Bike. En un principio es un poco arriesgado porque, mi experiencia con ella se reduce a diez kilómetros y cualquier problema de adaptación a ella, puede convertirse en un suplicio en una carrera tan larga. Además, a diferencia del PT Open XCR, aquí no permiten cambiar de bici. Espero que mi facilidad de adaptación a cualquier bici, me haga esquivar este riesgo.


Antes de empezar saludo a Humberto (Luis), antiguo compañero de fatigas en las primeras ediciones del PT Open. Es muy bueno como ciclista pero, mejor persona aún. Da gusto, con gente así. Nos contamos las batallas y los objetivos que tenemos y aprovecho para preguntarle por los rivales. La verdad es que, en el fondo, me da igual pero, siento curiosidad. Estoy acostumbrado a competir contra gente conocida. Al parecer, hay dos “galgos” de cuidado, además del propio Humberto. A priori, ellos se jugarán la carrera. Mi objetivo, como siempre, es luchar contra mí, intentando estar lo menos lejos posible de los primeros (¿tercero, quinto, décimo,…?; lo que pueda).

Me dirijo a parrilla de salida. Como siempre, no tengo prisa; me coloco en los puestos del final. Evito posibles problemas en la salida, con la gente que va más rápido que yo (casi toda, dicho sea de paso).

Salida. Me pongo en marcha y voy cogiendo ritmo. Sin tiempos espectaculares pero, sí muy regulares, empiezo a darme cuenta de que, voy muy rápido (para lo que es habitual en mí), dentro de que, voy cómodo. Tengo sensaciones parecidas a las que tuve en Abrantes. Allí eran sólo doce horas pero, acabé “entero”.


En algún momento, tengo la sensación de ir pasado de ritmo (más, por miedo a reventar). Pero, voy contento. Desde muy pronto, voy entre los cinco primeros y me gusta esa sensación de ir delante. Si reviento, ¡qué me quiten lo bailao!

Hago las dos subidas en plato grande (doble plato; rueda de 29”), disfruto de ir rápido. Tardan mucho en doblarme; me viene a la mente el recuerdo, de cuando empecé con estas carreras y Humberto me doblaba cada dos-tres horas (en circuitos más largos que este). Ahora, en las dos o tres primeras vueltas, pierdo tiempo (unos tres-cinco minutos por vuelta) pero, luego esta diferencia baja mucho y tardan en cogerme la vuelta. Aquí está en torno a los veinte minutos, por lo que, es fácil doblar.

Tiago Sousa, Francisco Rosa y Humberto Luís, mantienen una lucha importante por los puestos del podio, seguidos de Carlos Pinto y yo, por el cuarto puesto. Todos andamos cerca, por lo que, como alguno pare, perderá bastantes opciones (si no son todas).

Llevo una estrategia buena de parar cada tres horas a comer y beber (gel, medio litro de líquido y sándwich), empleando un minuto en toda la operación. Al ser las vueltas tan cortas, es fácil modificar el intervalo sin consecuencias malas (si me da un apretón de hambre ---que, suele desembocar inmediatamente, en un bajón de rendimiento-, al principio de una vuelta de cuarenta minutos, lo llevo claro). Mi mujer, como siempre, me tiene todo listo en el momento que necesito. Aunque, es un trabajo poco visible desde fuera, es absolutamente imprescindible y parte importante del resultado; sin una buena asistencia, hacer un buen resultado es más difícil aún. Yo, gracias a ella, este aspecto lo tengo garantizado. Asistencia, ánimos, información,… todo lo tengo a mano. Tengo mucha suerte.

Pasan las horas y sigo a un ritmo impensable para mí. Si me dicen hace un par de años, que iba a ir así, no me lo hubiese creído. De todos modos, hay que ser cauto porque, queda más de media carrera.

Pongo luces, me abrigo un poco, como y bebo. Parada larga… ocho minutos. Si no pasa nada raro, será la parada más larga de la carrera. En muchos momentos, pienso que, esto no puede ser sano. Muchas horas por encima de 140 pulsaciones, picos de 165, vuelta tras vuelta. Una locura. Pero, ahí sigo, manteniendo el ritmo y el puesto. A sólo una vuelta de Humberto y dos del primero; algo impensable para mí. No me puedo andar con tonterías, puesto que, mi puesto peligra, porque Carlos Pinto se mantiene en mi vuelta, incluso, cambiamos posiciones a lo largo de la noche.

Va pasando la noche y tengo una pequeña crisis. Me da la sensación de ir como una tortuga, pego cabezadas, voy muy cansado. Miro el tiempo de la vuelta y aunque si me preguntan hubiera dicho que estaba perdiendo mucho tiempo, sólo me caen cuatro minutos.

Como es habitual en estas carreras, hay muchos altibajos, con lo que, tras ese pequeño bajón, empiezo a recuperarme y presionado por Carlos, mantengo el tipo, a la espera de que amanezca. He pasado toda la noche con pequeñas paradas y la he solventado bien, manteniendo un ritmo increíble y relativamente constante.

Amanece y la carrera sigue igual. Los dos primeros a dos vueltas, Humberto a una y Carlos en mi vuelta. Ya voy muy cansado, aunque los ritmos siguen estables. Por la noche, no he perdido más de cuatro minutos (respecto a los tiempos que hacía de día) y ahora que vuelve a haber luz, mejoro, yendo unos dos minutos más lento que al principio, hace ¡veinte horas! Mantengo ritmos parecidos tras veinte horas de carrera, sin casi parar.

Tras un invierno entrenando como un demente, por fin, empiezo a ver resultados. He pegado el salto de nivel que, nunca creí que sería capaz de dar. Me quedan cuatro horas de carrera. Aunque parece que ya está todo hecho, queda bastante tiempo. En cuatro horas, puede pasar de todo.

Un error al mirar las clasificaciones, me hace creer que estoy tercero. Meto el turbo. Hago unas vueltas a pocos segundos de mi mejor vuelta. Sufro bastante pero, es normal. Veo a Humberto parado en meta, algo le pasa en la bici. Le adelanto y según mis cálculos (erróneos), me pongo segundo. Ha tenido una pequeña caída y ha partido el manillar. ¡Qué mala suerte! Repara y continúa. Al poco tiempo, me vuelve a adelantar. A la vez, caemos en el error y “vuelvo” a mi cuarto puesto. Con las vueltas locas que me he metido, he alejado a Carlos, lo que me da un pequeño colchón de ventaja.

Vamos todos muy cansados, todos con el “cuello torcido”, como almas en pena, dando vueltas en modo “automático”, esperando a que todo acabe.


Controlo la hora de paso de Carlos por meta, para ahorrarme dar otra vuelta (sólo valen las que pases antes de las 24 horas; si llegas después, no contará). No me apetece dar otra vuelta sin necesidad. Acaba la carrera y empezamos a recoger. Queda un largo camino hasta casa. Despedida y rumbo de vuelta.

Es el momento del análisis de la carrera y de las sensaciones que he tenido en ella. Aunque suene repetitivo, nunca me esperaba hacer una carrera a este ritmo. Ya el año pasado pegué un buen salto de nivel pero, este año, he vuelto a mejorar bastante. He aprendido a correr estas carreras, a base de ir a un ritmo muy lento pero, al límite de lo que podía hacer (así me agarraba las pajarracas que cogía; siempre rondando el límite, durante las 24 horas). Ahora, con la base del año pasado y las palizas que me he metido este, empiezan a salir los resultados. Ya sabía ir al límite; ahora, puedo ir más rápido y más constante rondándolo. Hago las subidas cómodo (dentro de lo que cabe) y no muero en cada una de ellas; además, voy mucho más rápido. Acostumbrado a hacer cuarto (no recuerdo ya cuántos llevo), a priori, sabe a poco pero, me quedo con las sensaciones. Cierto que, me han sobrado cuatro horas y que las dos primeras las hago muy lento y pierdo un tiempo que luego no recupero pero, he llegado mucho más lejos de lo que nunca hubiera imaginado. Obviamente, no me voy a conformar con esto; hay margen de mejora y puntos en los que todavía fallo pero, eso es precisamente, lo que hace que me motive más y esté deseando que llegue la próxima carrera.




Fotos: CSJ

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