sábado, 25 de enero de 2014

Troféu Internacional 24h BTT 2013: Lordelo (Rd. 3)

Última carrera de la primera parte de la temporada, cuarta de 24h casi seguida, con solo una semana entre ellas (excepto para esta, que tengo dos libres). Después vendrá una silly season, hasta finales de agosto, donde enlazaré otras tres casi seguidas (también, con una libre entre ellas). Pero, eso será más adelante.

Ahora toca contar la batalla de las 24 horas de Lordelo, tercera prueba del Troféu Internacional 24h.

Las previsiones meteorológicas para la zona de la carrera eran las mismas que, para casi toda la Península: ola de calor. En Junqueira, la temperatura fue más baja que en Madrid, lo que nos vino muy bien. Pero, no iba a ser el caso. Nos íbamos a cocer, no había más remedio.

Esta vez, las obligaciones familiares hacen que mi mujer se tenga que quedar en casa, acompañándome mis padres. Dura tarea les espera. Viaje tranquilo y por una vez, llegamos a buena hora, de día.

Primer inconveniente nada más llegar, el líquido de la cámara de la rueda trasera ha dejado de cumplir su función, al tener un pinchazo el lateral y no llegar el líquido (empeorado por no girar la rueda en el viaje). Pongo un parche porque, es mejor que intentar meter líquido en una cámara de válvula presta. Una vez solucionado, doy una vuelta de paseo, para ver el circuito. Es muy corto, no llega ni a los cuatro kilómetros, con subidas cortas y empinadas, bastante revirado, prácticamente alrededor de un río. Hablo con los organizadores (los conocí en Barcelos) y les comento lo corto que es circuito y me dicen que es así, porque se adapta a corredores de todos los niveles.

Nos colocamos en un sitio bastante bueno y nos disponemos a cenar. De repente, encienden la música de los coches de choque que había enfrente y que pensábamos que eran para mañana. Tienen cinco altavoces pero, están juntos y orientados hacia nosotros. Cambiamos de sitio; preferimos arriesgarnos a perder el sitio. Dormimos bien y a la mañana siguiente, recuperamos el sitio que teníamos. Para completar, nos colocamos juntos todos los españoles (Os Aforcados, Manuel Amado y nosotros). Nos podemos echar una mano si lo necesitásemos. Pocos pero, bien avenidos.

Últimos preparativos y a la salida. Aunque son sólo las once de la mañana, hace mucho calor y claro está, va a hacer mucho más. Como es lógico, es lo que más me preocupa.

Se da la salida y salgo algo más rápido de lo normal. Quiero escaparme un poco de Carlos (Pinto) y evitar los tapones que se puedan formar en un circuito tan corto y con tantos participantes (en Solo, somos más de cien…). Voy cómodo pero, el calor va haciendo mella. Bebo mucho y hago algo insólito en mí: mojarme. No me gusta nada que me echen agua por la cabeza; es una manía mía. Pero, en este caso, hasta voy buscándolo.


La situación es un poco curiosa. Mucha gente bebe más un bidón por vuelta y reposta en medio del circuito, con garrafas que dejan los vecinos de las casas por las que pasa el circuito. Estamos hablando de más de un bidón, en vueltas de quince minutos. La zona de boxes se empieza a llenar de gente descansando y no sólo de equipos, esperando el relevo. ¡Qué envidia! Y mientras, yo peleando con Carlos, con diferencias que rondan los tres-cuatro minutos, como máximo, durante varias horas.

Cuando parece que voy consiguiendo separarme de él, noto la rueda trasera floja. ¡Pinchazo! Su p… madre. No me complico y cambio la rueda completa. Me doy cuenta de que, con las prisas del viaje, me he traído la rueda trasera equivocada (una Crossmax SL, con cámara con el líquido seco). No pierdo mucho tiempo en la operación pero, lo suficiente para perder la ventaja que tenía con Carlos.

Al poner la rueda nueva, tengo dos problemas. El primero tiene fácil solución, no cambia bien y lo voy solucionando sobre la marcha, sin pérdida de tiempo. El segundo, no lo puedo solucionar sobre la marcha y es que los malditos trinquetes del núcleo, se atascan y no hace bien la rueda libre. Hace el ruido típico que, si bien no da muchos problemas, me distrae en una curva, entro un poco rápido, freno tarde y bruscamente y me voy al suelo. No parece haber daños. Me levanto y sigo.

Sigo bebiendo mucho pero, tengo el problema de que no como apenas. No me entra la comida, no puedo tragar. Sé que va a ser un problema si no le pongo solución.


Vuelvo a la tarea de intentar separarme de Carlos. Voy bien de ritmo, aunque no consigo mantener los tiempos de vuelta del principio, como sí conseguía hacer en carreras anteriores. Tiene pinta de ser por el calor, porque me da la impresión de que a todos nos pasa.

Vuelvo a notar la rueda trasera floja. Otro pinchazo. No me queda más remedio que arreglar la primera rueda y de paso, quitarme el problema de los trinquetes del núcleo. Arreglo y vuelvo a la batalla. He perdido el puesto con Carlos. Toca atacar un poco para cogerlo.

Durante mucho tiempo, mantengo un pulso desorbitado. Subo de 170 ppm. constantemente, durante bastantes horas (soy de pulso relativamente bajo; mis entrenamientos son con medias de 120-130). Voy un poco preocupado por este tema. Me surge algo nuevo. Me duele el costado izquierdo bastante y respiro con un poco de dificultad. Pienso que pueden ser gases o algo muscular por la zona del corazón. Sigo igual, aunque algo preocupado.

Continúo con los problemas a la hora de comer y tengo que tomar la determinación de parar y no volver a salir hasta que no sea capaz de comerme, al menos, un sándwich. Parece una tontería pero, me lleva más de cinco minutos comérmelo. Lo que normalmente hago en marcha y no pierdo ni un minuto, ahora me obliga a parar. Voy ya por el tercer gel y no he comido casi nada.


Empieza a caer la tarde y la temperatura, afortunadamente, empieza  a bajar. Me siento más cómodo porque, empieza a bajarme el pulso. Donde llegué a ver 180 pulsaciones, ahora no paso de 160, lo que me va tranquilizando, aunque siga sin poder respirar hondo.

Voy tercero, esperando que caiga el segundo. No nos afecta para el campeonato, porque no lo sigue. No tengo prisa, tengo mucho tiempo por delante. Antes de poner las luces, ya me pongo segundo. Empiezo a ir un poco mejor, aunque mantengo todos los problemas (sigo sin comer y lo del costado).


La verdad, es que, uno de los mayores inconvenientes que le veía a esta carrera, el circuito tan corto, se ha tornado una ventaja. No me imagino lo que podría haber sido, con un circuito de una hora. Una verdadera masacre.
Pongo luces y prosigo con mi guerra particular con Carlos. Aún seguimos sin separarnos ni cinco minutos. Mientras, tanto gel y líquido y tan poco sólido, hace que, empiece a tener mucho ardor de estómago. Un problema más. Según pasa el tiempo, el ardor se va intensificando y empiezo a tener ganas de vomitar.

A las dos o tres de la madrugada (unas catorce horas de carrera), orino por primera vez. Tras beber unos ocho litros de agua, una meadita corta, da una idea de lo duro que ha sido a nivel de hidratación.

Un poco después, el estómago dice basta y empiezo a devolver. La verdad, es que, me quedo a gusto pero, sé que, al quedarme vacío es muy importante volver a comer y beber. Paro en meta y como y bebo algo. Me tomo otro gel y noto como “me quema” al bajar. Intuyo lo siguiente que va a pasar. Una vuelta más y otra vez echo todo. Vuelvo a empezar a comer y beber. Lo último que tomo es isotónica y al ser ácida (sabor lima), me hace el mismo efecto.
Vuelvo a vomitar. El problema es que lo último que echo es de color rojo. Engaño a mi madre diciéndole que es el gel (es de ese color) para que, no me dé la tabarra pero, sé que no es el gel. Como otro poco y bebo y vuelvo a salir.


Carlos ya me ha metido más de una vuelta. El segundo puesto está perdido y me queda poco para perder el tercero. Vuelvo a vomitar y otra vez sale “algo rojo”. No he tomado ningún gel. Es obvio lo que es. El quinto está muy lejos, por lo que, prácticamente la carrera ha acabado para mí. Hora de salvar los muebles. Me paro y me reservo, por si tengo que volver a salir. Quedan más de tres horas.

El quinto puesto, lo ostenta, Manuel Amado, el otro español de la categoría que, con ese puesto mantendrá su cuarto puesto de la general. Me dice que, se conforma y que no me atacará, por lo que, intentaremos no salir ya más a pista. Pero, el sexto tiene ganas de guerra y nos hace que tengamos que salir a dar una última vuelta a falta de media hora de carrera. Le conseguimos mantener a raya y nos ahorramos tener que dar una segunda vuelta porque, pincha y no puede seguir. Mejor así. No apetece nada montar.

Al final, quedamos cuarto y quinto de la carrera, lo que nos hace mantener nuestras posiciones en la general (tercero y cuarto).


Sigo con las molestias del costado y caigo en la cuenta, de lo que puede haberlo provocado: la caída que me pegué al principio. Ni me acordaba de ella pero, era la causa de mis molestias. Al final, una posterior visita al hospital, mostró que no había nada roto ni figurado pero, el dolor y la dificultad para respirar, duró un par de semanas.

Tras esta carrera, viene un mes de julio y agosto (casi enteros, los dos), sin ninguna carrera, por lo que, es buen momento para la reflexión (poca) y entrenar (también poco, por las obligaciones familiares de los niños, al no tener colegio).




Nota: posteriormente, las carreras que restaban del Troféu (Póvoa y Cuntis), se suspendieron, por lo que, el campeonato me dejó sin la posibilidad de atacar el segundo puesto (o perder el tercero, según se mire), dando la temporada por finalizada, a nivel de carreras.

sábado, 18 de enero de 2014

Prueba Open O-1.0


Aprovechando el evento organizado por la revista Bike, Test the Best, tuve la inmensa suerte de hacer unos kilómetros en una bici de las que se prueban pocas veces en la vida. No sólo por precio, sino por acabados, tecnología, filosofía de marca,… ¡por todo!

Open es una marca que nace de las mentes brillantes de dos apasionados del ciclismo, que tras conocerse en sus etapas en laborales en Cerveló, decidieron unir sus voluntades y virtudes en una marca propia. Una marca cercana al usuario, en la que la información que éste comparte con los creadores, les llega directamente pues, ellos son los que responden en muchos casos.

Según ves la bici, aunque parece sencilla, percibes algo especial. No hay colorines, grandes logos, ni “vulgaridades” de ese tipo. Todo es discreto, efectivo y práctico. Si hay una forma, es porque tiene que haberla, no por capricho. Si hay una parte más dimensionada, es porque soporta más esfuerzo.
 

Según la coges, compruebas otra de sus virtudes: su bajo peso. La Open presume de ser el cuadro de 29” más ligero del mercado (871 gramos en talla L). Y como vamos viendo, no es casualidad, sino trabajo, conocimiento y diseño.

Tras los ajustes pertinentes de altura de sillín, presión de horquilla y ruedas y ángulo de manetas, llega el mejor momento. La has visto, la has cogido pero, lo que más gusta es, sin duda, montar en ella.
 

Antes de cogerla, había dado varias vueltas al circuito de pruebas que iba a usar (al no probarla en los lugares que suelo montar) con la bici que uso normalmente, para buscar referencias conocidas. El circuito es, variado, con subidas durillas y una pequeña trialera, otra zona de ligera bajada de sendero y una zona final de bajada revirada. No hay pistas, ni bajadas rápidas. Es un circuito corto que, considero mejor para buscar lo que te ofrece una bici porque, si coges un circuito muy largo (no siendo donde montas habitualmente), no consigues resultados óptimos.
 
La unidad probada monta un grupo Sram X.0, con horquilla SID, bielas Rotor, frenos Magura MT6 y componentes 3T. Aun siendo componentes de gran calidad, el cuadro merece más. Te induce a que pases horas, buscando componentes híperligeros y pijos, para hacer la bici exclusiva. De todos modos, sin duda, son componentes ideales para una bici de pruebas. Lo otro que digo es un desvarío, pensando si la Open fuese mía. ¡Festival de titanio y carbono!
 


Volviendo a la prueba, la bici ya está ajustada a mis gustos y salgo por las calles de Cercedilla hacia la primera subida. Aceleración fulgurante, fruto del poco peso que tenemos que mover, es la primera sensación. Te vienes arriba y empiezas a arrastrar desarrollo y a subir pulso. La bici te lo pide, es una purasangre. Es como un coche deportivo, puedes ir despacio pero, como mejor se encuentra es, yendo rápido.

 
Tras el momento inicial de euforia, cojo una velocidad “lógica” para probar la bici y lo primero que noto es que la primera subida la hago sensiblemente más rápido que la que había hecho en el reconocimiento. A igualdad de esfuerzo, se entiende. Se aprecia que, es una bici equilibrada, de geometría apta para mi especialidad (no porque sea bueno, sino porque en otras modalidades soy peor), las largas rutas. No es una geometría muy racing, ni relajada. Está en un perfecto término medio.

Llega la zona más técnica, una zona de piedras corta pero, que en el reconocimiento hago en plato pequeño para tener más respuesta por si me quedo atrancado. Llego con la Open a más velocidad y prefiero no quitar plato. No hay problema. Ayudado por la ligereza y la efectividad del cuadro, se solventa sin problema. Tiro un poco de manillar y aunque me paso bastante (no estoy acostumbrado a tan poco peso), he pasado a una velocidad bastante mayor que lo que había visto con anterioridad. La forma de los tirantes, muy planos, permite una buena rigidez en el sentido lateral, mientras que, aporta flexibilidad en el vertical, lo que potencia la absorción, tanto si la buscamos para mejorar la comodidad, como si buscamos tracción, siguiendo con mayor fidelidad el terreno.
 

Zona de sendero rápida, en la que se siente cómoda. Rápida de reacciones, por su bajo peso pero, no nerviosa, por su geometría equilibrada, responde a todo lo que se le pide con precisión. Al igual que en la siguiente parte de circuito, ya de bajada, las trayectorias son fieles, al no haber flexiones ni imprecisiones, ni del tren delantero, ni del trasero. Muestra muy buenas maneras bajando, completando así, el circuito de prueba.
 
Llega el peor momento, devolverla. Aun con el montaje más “básico” es una máquina perfecta para carreras y rutas de larga distancia. Lo único que me ha gustado un poco menos, son los frenos, por su tacto. No van mal pero, me gusta otro tacto, más seco, no tan esponjoso. De todos modos, no deja de ser una cuestión de gustos, no porque funcionen mal.


El precio a pagar es elevado, pues son 2650 euros, el cuadro y 3300, todo lo demás. Es mucho dinero, obviamente pero, no está lejos (incluso por debajo, dependiendo de las vueltas que demos para buscar una horquilla bien de precio), de un S-Works, por ejemplo. Y con todos mis respetos, el Open juega en una liga muy distinta, sobre todo, porque es mucho más personal. A todo esto, se le puede añadir que es el cuadro más ligero del mercado pero, una vez probada, caes en la cuenta que, eso ya es una banalidad, comparado con lo demás que te ofrece.

sábado, 11 de enero de 2014

m500 NonStop

La primera entrada del año, no puede ser otra que, la mayor "odisea" que pasé en 2013. Además, tuvo repercusión "mediática", al publicarse en la revista Bike (número 260) y en la web www.mountainbike.es , como punto final a la prueba de larga duración que llevamos a cabo de la GT Zaskar 29r Expert.

El enlace al texto completo de la aventura es m500 NonStop


Foto: Gonzalo Manera/Bike

jueves, 9 de enero de 2014

2014. El retorno del "Jedi"

Año nuevo, nuevos propósitos. Aunque no haya sido adrede, aprovecho el inicio del año para darle un empujón y retomar la página web.

El objetivo es, centrar más el rango de acción hacia el ultrafondo. Centrar la atención en carreras de más de 150 kilómetros, carreras por etapas con, alrededor de 100 kilómetros por etapa, carreras de 12 y 24 horas. Más o menos, todas las que estén por encima de los tradicionales maratones. No es una definición rígida pero, es el objetivo de la página.

Además, de noticias de carreras, seguiré incluyendo experiencias de carreras o retos en los esté presente, con el objetivo de que sirva de ayuda para los que, decidan adentrarse en este mundo de la “ultradistancia”.

Es el fin último de esta página, ayudar y animar a la gente para que dé el salto a pruebas más largas de lo habitual, conociendo las experiencias de alguien que las ha hecho.